23 de noviembre de 2010

Aquí estaba yo de nuevo, frente al mar, con el corazón roto y el alma hecha pedazos.
¿Cómo es que todo llegó tan lejos? Había empezado como un juego entre ellos y ahora se había dado cuenta que sin querer se había vuelto dependiente de él. Dependiente de sus sonrisas, de su alegría, de sus mirada pero nada importaba, tan sólo faltaban horas para no volver a ver jamás.Sentí como las lágrimas corrían por mis mejillas pero no hice esfuerzo alguno por detenerlas, necesitaba llorar. Me quedé ahí, mirando el mar y llorando. El mar siempre había sido mi lugar favorito, me llenaba de paz y de calma por lo que venía seguido pero ahora ya no valía nada para mi, nada en mi vida tenía sentido ya.
Seguí llorando sin cesar, mi corazón me dolía, la despedida había sido muy duro, le grité un montón de cosas a él y luego me vine aquí con la esperanza de que el mar calmase mi dolor pero no. Jamás podría volver a ser el mismo, había dado todo por protegerlo, por que él estuviera feliz y hoy lo perdería para siempre. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ahora que ya leíste la entrada, me haría muy feliz si comentaras, di dieras tu opinión. Me hace falta mas nubes de algodón. Por favor, tu opinión es bienvenida en mi mundo pero si es una opinión nublada, mejor no te gastes en comentar.